jueves, 17 de julio de 2008

TANGO PORTEÑO



José Ruiz Quesada

El baile es una forma de manifestar nuestro estado de ánimo. Si estamos alegres nos apetece bailar, pero cuando estamos un poco deprimidos, no apetece bailar, aunque posiblemente bailando se irían esas fobias y estrés. La risa y el baile van unidos como la Luna y la noche, ellos se bastan para introducirse en nuestra mente y hacernos pasar de un estado de ánimo a otro. Dentro de los bailes están, los regionales como las sevillanas y la sardana, bailes románticos y apasionados, baile moderno, el latino y el sudamericano con la salsa o la samba y el tango. He dejado el baile del tango el último, porque de él voy a extenderme a hablar. El tango es un baile lleno de sentimientos, el tango exterioriza una fuerza desgarradora, los jóvenes o mayores que bailan tango manifiestan un sentimiento pasional. La fuerza que se imprime, el estilismo y las diferentes posturas que durante el baile se desarrollan, elevan al tango a un nivel superior de los bailes. El tango porteño es un baile exquisito y al mismo tiempo un baile ancestral, que nos hace elevarnos al infinito. El bailar tango, es un ejercicio espiritual, en él se desarrolla toda nuestra pasión. Los cuerpos estilizados enarbolan un sentimiento pasional y sincero. El tango es puro sentimiento. Personalmente me gustaría saber bailarlo, este baile a mí me entusiasma y me apasiona. Cuando veo una pareja bailando un tango, me quedo embobado y siento en ese momento envidia sana. Sin embargo las sevillanas -y eso que son de mi tierra- no las he bailado nunca y además yo me sentiría ridículo bailándolas.

Cierro los ojos, y me imagino en un café de Buenos Aires, allí, una pareja bailando un tango bajo los acordes musicales de Carlos Gardel. Esa sería una vivencia platónica, llena de ese halo espiritual que nos transportaría al éxtasis del infinito. Momento mágico y pasional. Este momento lo considero igual -aunque en un escalón menor- que una buena cena acompañado de una bella mujer y enamorado de ella, o viendo una final de fútbol entre España y Brasil o Argentina -ya que son las dos mejores selecciones de Fútbol de América, y España actualmente es la mejor de Europa-. Estos momentos son inigualables y nos hace sentirnos felices y satisfechos. Me reitero en lo dicho, el baile del tango es puro sentimiento y nos hace sentirnos partícipe de un sentimiento noble y sincero.
Ahora mismo, cuando estoy escribiendo este pensamiento -en honor de mi ya amiga Adriana-, estoy escuchando unos tangos de Gardel e interpretados por Julio Iglesias, estos son: “El día que me quieras”, “Volver” y “Mi Buenos Aires querido”, entre otros.

Un saludo a todos y adiós; como decía la canción de Ivo Pelais “Adiós pampa mía”; la letra del tango decía así: “¡Adiós pampa mía!.../ Me voy... Me voy a tierras extrañas./ Adiós, caminos que he recorrido,/ ríos, montes, y cañadas,/ tapera donde he nacido./ Si no volvemos a vernos,/ tierra querida,/ quiero que sepas/ que al irme dejo la vida./ ¡Adiós!...”
Este es el sentimiento que uno siente cuando se marcha de su tierra.

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