sábado, 19 de abril de 2008

MUÑOZ MOLINA Y MOLINA NAVARRETE DOS ESCRITORES EXCEPCIONALES



















José Ruiz Quesada

“Los viejos son los filósofos que aprendieron en la Universidad de la vida”
don Ruy de Rueda


Antonio Muñoz Molina y Ramón Molina Navarrete tienen en común tres cosas; una, que son ubetenses de nacimiento, otra que nacieron en la década de los cincuenta y la tercera y más importante, que son unos excepcionales escritores; cada uno en su estilo personal. El primero novelista y el segundo poeta.
Muñoz Molina escritor fundamentalmente de prosa, autor de novelas interesantes. Con ellas ha alcanzado la fama y es reconocido a escala mundial. Pertenece a la Real Academia de la Lengua Española. Es premio Nacional de Literatura y en 1991 recibió el Premio Planeta por “El jinete polaco”. Su novela “Plenilunio” fue llevada al cine y “Beltenebros” obteniendo el Oso de Plata su directora Pilar Miró.
Ramón Molina tiene multitud de poemas, estos están llenos de un profundo sentimiento. Ha recibido muchos premios de poesía y ha recitado en diversos foros y encuentros. Autor de varias obras teatrales, entre las que sobresale “Úbeda, Dama de Sueños” “Liberación” y “Maranatha”. Ha pronunciado conferencias y pregones de toda índole. Pertenece a la Sociedad General de Autores. Es Director de la Revista Cultural Ibiut, con más de 150 números en más de 20 años de publicación ininterrumpida.
Muñoz Molina está considerado como el novelista de narrativa más importante de esta época contemporánea. De su gran producción, tiene diversas novelas donde el tema principal se desarrolla en su Mágina natal y hace unas descripciones magistrales.
Dice Antonio Muñoz que, “el escritor es en gran parte un lector, y lo mismo que a una cierta edad un hombre es responsable de los rasgos de su cara, el escritor también es responsable de las lecturas que ha elegido, de los libros en los que ha cimentado su propia tradición” -Pura alegría-. Y efectivamente dice mucho de un autor sus lecturas, y con ellas, el escritor se va modelando así mismo, aunque su prosa nace de él, esa es una cualidad innata de su propio ser.
De Ramón Molina podemos decir otro tanto, su poesía irradia luz por los cuatro puntos cardinales, toda ella está impregnada de luz, de sentimiento que te hace elevarte hacia el infinito, su poesía tiene un alto contenido religioso, no en vano es un cristiano convencido. Nos dice Ramón que, “detrás de cada una de estas obras escritas hay un mundo de soledades y silencios” -Obra teatral-; y es cierto, el escritor es una sombra en la noche, donde él rebusca en el fondo de su corazón, y plasma esas soledades e inquietudes en un papel.
Uno tiene dedicada una calle y el otro la tendrá en un próximo futuro, y ambos deberían tener un monumento erigido en su memoria. Úbeda tiene que estar orgullosa de sus hijos, que lleva el nombre de Úbeda por todos los rincones de nuestro planeta, y que con sus escritos plasman tradiciones, costumbres y pensamientos ubetenses.

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