José Ruiz Quesada
En pleno siglo XXI, aún se observan en todos los lugares vagabundos que van de un sitio para otro, era una lacra de la sociedad en el siglo pasado y en este comienza a ser igual. Los mendigos se sientan en el suelo y se ponen a pedir, normalmente lo hacen en las calles pobladas de gentes o las más transitadas, también en las puertas de las Iglesias en horario de misa. Los mendigos son gentes que no han trabajado nunca, suelen ser holgazanes en toda su extensión de la palabra. ¿Es lícito o moral darle limosna?, o es todo lo contrario. Si damos limosna, estamos fomentando la mendicidad, y si no la damos, nuestro espíritu o nuestra conciencia no nos deja en paz.
Decía sobre los mendigos -hace ya más de un siglo-, don Juan Meléndez Valdés :... “Sin patria, sin residencia fija, sin consideración ni miramiento alguno, sin freno de ninguna autoridad, mudando de domicilio según su antojo, y en la más completa libertad, o más bien insubordinación e independencia, ni son vecinos de pueblo alguno, ni súbditos de ninguna autoridad, ni profesan la religión, ni conocen párroco propio que los instruya en ella, ni nunca, en fin, se los verá en un templo oyendo una misa, ni en una devoción. Su vida miserable y vaga los exime de todo. Dados al vino y a un asqueroso desaseo, y durmiendo en pajares y cuadras mezclados y revueltos unos con otros, no conocen las honestidad ni la decencia, y borradas del todo las santas impresiones del pudor, se dan sin reparo a los desórdenes más feos. De este estado de entera independencia y envilecimiento nacen precisamente la degradación del alma, y el abandono brutal con que se entregan a todos los vicios”....
La mendicidad ha sido cuna de los más desfavorecidos, pero también los mendigos han sido los más holgazanes, su vida nómada les ha hecho ser merecedores de la repulsa de las gentes de bien, esto no quita que no se les ampare. Casa de Auxilio Social ha existido siempre, en nuestra ciudad en la década de los cincuenta y sesenta recuerdo el comedor de Auxilio Social que estaba ubicado en los bajos del colegio de la Santísima Trinidad.
Reiterando la licitud de dar limosnas, estas son buenas, necesarias y reconfortantes, las mismas deben encauzarse a través de organismos como Cáritas Interparroquial. En nuestra ciudad, ha estado en las últimas décadas al frente de Cáritas, un hombre sencillo, bueno y honesto, me estoy refiriendo a don Esteban Valenzuela Martínez, una persona pequeña pero de gran corazón, un gran hombre en el pleno sentido de la palabra, un hombre conocedor de las necesidades humanas. Su establecimiento fue el descanso y parada de los más necesitados, allí repartía, vales de alimento, billetes de tren o autobús, así como vales para retirar ropa o mantas. Allí, nuestro amigo Esteban realizaba una tarea digna de admiración y de todo elogio. Además de ser un hombre caritativo, Esteban es también un hombre muy religioso, su amor lo reparte entre la “Chiquitilla del Gavellar” y su Jesús Nazareno, de ambas Hermandades es cofrade.
Úbeda, está en deuda con Esteban, y en cualquier día y hora se le debería dar un reconocimiento público.. es una cuenta pendiente que tiene la ciudad con un hombre entregado a los demás...Gracias Esteban y sigue muchos años con nosotros.
En pleno siglo XXI, aún se observan en todos los lugares vagabundos que van de un sitio para otro, era una lacra de la sociedad en el siglo pasado y en este comienza a ser igual. Los mendigos se sientan en el suelo y se ponen a pedir, normalmente lo hacen en las calles pobladas de gentes o las más transitadas, también en las puertas de las Iglesias en horario de misa. Los mendigos son gentes que no han trabajado nunca, suelen ser holgazanes en toda su extensión de la palabra. ¿Es lícito o moral darle limosna?, o es todo lo contrario. Si damos limosna, estamos fomentando la mendicidad, y si no la damos, nuestro espíritu o nuestra conciencia no nos deja en paz.
Decía sobre los mendigos -hace ya más de un siglo-, don Juan Meléndez Valdés :... “Sin patria, sin residencia fija, sin consideración ni miramiento alguno, sin freno de ninguna autoridad, mudando de domicilio según su antojo, y en la más completa libertad, o más bien insubordinación e independencia, ni son vecinos de pueblo alguno, ni súbditos de ninguna autoridad, ni profesan la religión, ni conocen párroco propio que los instruya en ella, ni nunca, en fin, se los verá en un templo oyendo una misa, ni en una devoción. Su vida miserable y vaga los exime de todo. Dados al vino y a un asqueroso desaseo, y durmiendo en pajares y cuadras mezclados y revueltos unos con otros, no conocen las honestidad ni la decencia, y borradas del todo las santas impresiones del pudor, se dan sin reparo a los desórdenes más feos. De este estado de entera independencia y envilecimiento nacen precisamente la degradación del alma, y el abandono brutal con que se entregan a todos los vicios”....
La mendicidad ha sido cuna de los más desfavorecidos, pero también los mendigos han sido los más holgazanes, su vida nómada les ha hecho ser merecedores de la repulsa de las gentes de bien, esto no quita que no se les ampare. Casa de Auxilio Social ha existido siempre, en nuestra ciudad en la década de los cincuenta y sesenta recuerdo el comedor de Auxilio Social que estaba ubicado en los bajos del colegio de la Santísima Trinidad.
Reiterando la licitud de dar limosnas, estas son buenas, necesarias y reconfortantes, las mismas deben encauzarse a través de organismos como Cáritas Interparroquial. En nuestra ciudad, ha estado en las últimas décadas al frente de Cáritas, un hombre sencillo, bueno y honesto, me estoy refiriendo a don Esteban Valenzuela Martínez, una persona pequeña pero de gran corazón, un gran hombre en el pleno sentido de la palabra, un hombre conocedor de las necesidades humanas. Su establecimiento fue el descanso y parada de los más necesitados, allí repartía, vales de alimento, billetes de tren o autobús, así como vales para retirar ropa o mantas. Allí, nuestro amigo Esteban realizaba una tarea digna de admiración y de todo elogio. Además de ser un hombre caritativo, Esteban es también un hombre muy religioso, su amor lo reparte entre la “Chiquitilla del Gavellar” y su Jesús Nazareno, de ambas Hermandades es cofrade.
Úbeda, está en deuda con Esteban, y en cualquier día y hora se le debería dar un reconocimiento público.. es una cuenta pendiente que tiene la ciudad con un hombre entregado a los demás...Gracias Esteban y sigue muchos años con nosotros.
Amigo Antonio:
ResponderEliminarGracias por tu comentario, esteban es una institución en Úbeda, siempre al lado del necesitado..., un verdadero hermano de Cristo..., un abrazo José.