miércoles, 9 de julio de 2008

EL VERANO



José Ruiz Quesada

El verano es una estación principalmente de ocio, en esta época se recargan las pilas como comúnmente se dice, el trabajador descansa por unos días, y de esta forma se incorporará a la dinámica del trabajo con el ánimo renovado. Este es un logro del hombre, conseguido después de muchos sufrimientos y gracias a los cambios sociológicos y políticos. En este siglo pasado se consiguieron unos derechos fundamentales y cuyo fin era el bienestar social. El descanso vacacional, hoy, es una realidad y no una reivindicación obrera. Las fuerzas sociales y los sindicatos consiguieron en pocos años alcanzar unas determinadas metas y hoy es una parte más de nuestra vida, el descanso anual. El hombre y la mujer dedica el tiempo vacacional del estío, a su ocio preferido, a desarrollar su propia estima.
Y después del fin de nuestra actividad profesional, se llega al merecido descanso por jubilación forzosa. El Estado ha velado en estos últimos tiempos y seguirá velando en el futuro -aunque este parece estar un poco incierto-, para que todos podamos vivir de una renta o pensión que satisfaga las necesidades básicas. Creo que tanto el hombre como la mujer, al llegar a esa edad crítica, merecerán el descanso permanente y obligado, recompensado económicamente -sin duda se lo han ganado y merecido-.
Pero mientras llega el reposo indefinido, estará presente todos los años el verano, en este tiempo de estío, el hombre gozará de un descanso merecido, en él, descansará y lo dedicará a lectura, a los deportes acuáticos, a pasear, a salir de turismo y a visitar ciudades. Empleará su tiempo estival, a ir a la playa o a la montaña, a salir con amigos y en definitiva a relajar el cuerpo y la mente.
Decía Juan Pasquau ¿de qué hablan los viejos?, los viejos hablan de sus cosas. Pero, ¿cuáles son sus cosas?, esa, era una buena pregunta filosófica y sentimental, y es cierto ¿de que hablan los viejos?, ¿qué tema les interesa más?, cualquier asunto, es para ellos, una distracción, un alto en el camino para la eternidad de su etapa ociosa. El infinito descanso que gozan lo llenan de actividades sin ningún contenido material, sólo los recuerdos son los viajeros de su mente. Decía don Ruy de Rueda “los viejos son los filósofos que aprendieron en la Universidad de la vida”.
Los viejos en su soledad hablan de sus recuerdos, de sus vidas pasadas, ¿y los jóvenes, de que hablan?. Los temas de la juventud son totalmente diferentes de los viejos. Ellos hablan como decía Juan Pasquau, de sus cosas. Sus cosas, son propias de juventud, son cosas de amor, de estudios, de sus amigos. Los jóvenes responsables también hablan de materias que les compete y que en teoría son de mayores, estos -los jóvenes-, se sienten atraídos por actividades de los mayores, en su compleja situación emocional, los jóvenes se entregan con entusiasmo y con valentía en roles de su propio interés, pero que forman parte de los mayores.
El verano a los jóvenes le sigue atrayendo y a los estudiantes le sirve para descansar la mente y liberarse por un tiempo de las Matemáticas, de la Filosofía de Kant y de la poesía de Bécquer, de ecuaciones lineales y de integrales, de Platón y de Sócrates. Unos meses liberados de los números y letras, de la presión y la inquietud. Por ello la playa, la montaña y los juegos de ocio son las atracciones preferidas por la juventud. A disfrutar del verano y del sosiego, que por excelencia es el mes del descanso del cuerpo, de la mente y del alma... El Sol, debéis de tomarlo con moderación y responsabilidad. el Sol es beneficioso para la piel, pero en pequeñas dosis.
Que se lo pasen bien.

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