José Ruiz Quesada
Hoy, la minería ha decaído, ésta fue una gran impulsora industrial en la centuria pasada. Con la Revolución Industrial en el siglo XVIII, la minería y la explotación del carbón en las cuencas mineras tomó un auge que duró más de cien años. Los mineros fueron unos hombres valientes, cuando las condiciones eran infrahumanas ellos lograron impulsar la Economía de España. Hoy, repito ha quedado como un testimonio la minería del carbón. Hace unos meses conocí a un hombre procedente de las minas de Peñarroya -Córdoba- y hemos entablado una bonita amistad, a Isidoro, como a mí, le gusta el deporte y especialmente el fútbol. En una de las múltiples conversaciones -de fútbol, de política, de trabajo-, salió a relucir su trabajo en las minas -actualmente es un hombre prejubilado-, trabajó como he mencionado en las minas de Peñarroya-Pueblo Nuevo de Córdoba, por nuestra joven amistad y por todos los hombres que trabajaron en las minas dejando parte de su salud, realizo esta reflexión en homenaje a todos ellos. Me cuenta, que en los primeros años prácticamente no tenían ningún tipo de protección, en la cabina del montacargas se montaban cada vez, entre quince personas, y bajaban por dicho montacargas al interior del pozo de unos trescientos o más metros de profundidad, su trabajo consistía en embarrenar y sacar el carbón. Antes de bajar, a cada uno le daban el casco con la bujía y así bajaban.
Hoy, la minería ha decaído, ésta fue una gran impulsora industrial en la centuria pasada. Con la Revolución Industrial en el siglo XVIII, la minería y la explotación del carbón en las cuencas mineras tomó un auge que duró más de cien años. Los mineros fueron unos hombres valientes, cuando las condiciones eran infrahumanas ellos lograron impulsar la Economía de España. Hoy, repito ha quedado como un testimonio la minería del carbón. Hace unos meses conocí a un hombre procedente de las minas de Peñarroya -Córdoba- y hemos entablado una bonita amistad, a Isidoro, como a mí, le gusta el deporte y especialmente el fútbol. En una de las múltiples conversaciones -de fútbol, de política, de trabajo-, salió a relucir su trabajo en las minas -actualmente es un hombre prejubilado-, trabajó como he mencionado en las minas de Peñarroya-Pueblo Nuevo de Córdoba, por nuestra joven amistad y por todos los hombres que trabajaron en las minas dejando parte de su salud, realizo esta reflexión en homenaje a todos ellos. Me cuenta, que en los primeros años prácticamente no tenían ningún tipo de protección, en la cabina del montacargas se montaban cada vez, entre quince personas, y bajaban por dicho montacargas al interior del pozo de unos trescientos o más metros de profundidad, su trabajo consistía en embarrenar y sacar el carbón. Antes de bajar, a cada uno le daban el casco con la bujía y así bajaban.
En sus 23 años de trabajo duro, ha vivido momentos buenos y amargos, pues le ha tocado vivir varios accidentes, principalmente explosiones por escapes de gas.
Este hombre llamado Isidoro Ajenjo Calvo, nació en Peñarroya-Pueblo Nuevo en 1958, estudió en su pueblo natal Oficialía Industrial Eléctrica, especialidad Instalador Montador, antes de llegar a trabajar de electricista se fue a la mina. Isidoro es hijo de padre minero y también nieto de minero, como dato anecdótico diré que su padre tiene más de 80 años -después de trabajar más de treinta años en la mina-. Un hombre de constitución excepcional, me comenta Isidoro, que en invierno se tiene que poner la máscara de una bombona de Oxigeno que tienen en casa.
Hombres duros y rudos que con su esfuerzo hicieron que España prosperase a cuenta de su salud, no en vano muchos de ellos enfermaron de silicosis a consecuencia de aspirar el polvo de la tierra y carbón. España fue una potencia muy importante en la minería europea; aquí en Linares fueron muy importantes las minas de plomo, en Riotinto -Huelva- las minas de cobre e hierro, y las mencionadas de carbón en Peñarroya -Córdoba-.
Mi gratitud a esos anónimos hombres de bien, que lucharon para labrarse un porvenir por su familia -aún a costa de su salud-, por su puesto de trabajo, en definitiva por una España próspera y mejor.
Este hombre llamado Isidoro Ajenjo Calvo, nació en Peñarroya-Pueblo Nuevo en 1958, estudió en su pueblo natal Oficialía Industrial Eléctrica, especialidad Instalador Montador, antes de llegar a trabajar de electricista se fue a la mina. Isidoro es hijo de padre minero y también nieto de minero, como dato anecdótico diré que su padre tiene más de 80 años -después de trabajar más de treinta años en la mina-. Un hombre de constitución excepcional, me comenta Isidoro, que en invierno se tiene que poner la máscara de una bombona de Oxigeno que tienen en casa.
Hombres duros y rudos que con su esfuerzo hicieron que España prosperase a cuenta de su salud, no en vano muchos de ellos enfermaron de silicosis a consecuencia de aspirar el polvo de la tierra y carbón. España fue una potencia muy importante en la minería europea; aquí en Linares fueron muy importantes las minas de plomo, en Riotinto -Huelva- las minas de cobre e hierro, y las mencionadas de carbón en Peñarroya -Córdoba-.
Mi gratitud a esos anónimos hombres de bien, que lucharon para labrarse un porvenir por su familia -aún a costa de su salud-, por su puesto de trabajo, en definitiva por una España próspera y mejor.
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