miércoles, 4 de junio de 2008

LA BUENA MUERTE CUMPLE 28 AÑOS


José Ruiz Quesada

Después de 28 años, la cofradía mantiene el mismo espíritu con que fue fundada. Su magnetismo sigue ilusionando a los jóvenes que entran a formar parte activa de la misma. El “silencio” que la caracteriza, y su emotivo desfile penitencial, aún persiste en nuestra retina y corazón; y si cerramos los ojos seguimos guiados por su mimetismo y su sentimiento poético ilumina nuestro sendero, como si de una luz se tratara, sí, es la Luz de Cristo. Esta joven Cofradía de Silencio tiene 28 años de edad, y sigue iluminando los corazones de sus cofrades con la Luz de Cristo Jesús.

Un gran acierto fue el nombre que recibió la Hermandad, “Cristo de la Buena Muerte”; y otro acierto su vestimenta, “negra y severa”, y sencilla a su vez. Esta, se confunde con la noche del Jueves Santo y desde lejos solo se vislumbra la luz de los faroles y como si de una procesión fantasmagórica se tratase, se observa el Cristo que avanza entre una alfombra negra y tenebrosa de sus hermanos costaleros, que soportando el peso de Él, lo trasportan hacia el infinito. El bello Rostro del Cristo de la Buena Muerte cuando pasa entre los fieles y devotos que lo contempla entre las vetustas calles estrechas, les lleva hacia sueños encontrados e imaginarios, y el efluvio del incienso y olor de azahar se entremezclan, eclosionando un éxtasis que les hace empequeñecer, mientras piensan lo insignificantes que son y lo grande que es el Amor.
Repito esta Hermandad ha calado muy profundo en los ubetenses y su devoción despierta anhelos y traspasa fronteras, y hoy, es una realidad pujante dentro de la Semana Santa ubetense. El ronco tañido de los timbales hacen erizarse el vello y una sensación de bienestar penetra en los corazones de los cofrades y devotos...
El año que se cumplía 25 salidas procesionales fue una experiencia muy grata, al salir la Procesión nuevamente de la Iglesia filial de San Pedro, rememorando la primera salida del mismo templo del año 1980.
Otro acierto, que creo que se debería de realizar de forma institucional; -por ejemplo, cada 10 años- . De esta forma cada 10 años se recordaría nuestra tradición fundacional y primera salida procesional. Lo dejo para su estudio por los dirigentes actuales y venideros...

“Jueves Santo y Buena Muerte” están ligados por una simbiosis carmelitana, y en el aire se respira el olor a santidad que desprende el “frailecillo” que una fría noche de diciembre se fue a cantar maitines al Cielo. ¡Sí! el silencio de oración de los frailes llena de aroma la noche de los días que se celebra la Fiesta en honor a nuestro Titular. Es otra experiencia más que embruja y atrae a nuevos cofrades. Su celebración es el cúlmen de una trabajo bien hecho...; aún resuena la voz de nuestro cofrade Blas Fernández Cobo, recitando los emotivos y poéticos versos, recitados desde su anonimato. Bella estampa que se ha perdido en estos últimos años. Ese momento, está en nuestra memoria y lo recordamos con cariño y devoción, pues era un sentimiento muy profundo y allí nos embrujaba el ambiente y hacía erizar el vello de los allí reunidos.

Dos sólidos pilares sostienen a la cofradía: el enigmático “Desfile Procesional”, con hondo sentido emocional y penetrante con su “salida” en el silencio de la noche, -sólo rota por el toque de silencio y oración-, y la emotiva y perfecta ejecución de la “Fiesta Principal” , en el ambiente recogedor carmelitano.
Hay que seguir así manteniendo intactos dichos pilares, y trabajar la Formación del Cofrade, con todo ello será una cofradía atractiva a los jóvenes, que la verán como una ilusión alcanzable. Para mí fue una satisfacción y un honor el presidirla durante tres años, ese recuerdo imborrable siempre permanecerá en mi corazón.

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